El Colegio de los Escolapios de Monforte de Lemos
Entre finales del siglo XVI y los comienzos del XVII en España iba a triunfar el estilo herreriano, el cual no era más que el estilo arquitectónico de Juan de Herrera quién había construido para el rey Felipe II la obra más importante de aquellos años: el Monasterio de San Lorenzo del Escorial.
Lo cierto es que el influjo de aquella impresionante construcción llegó a todos los rincones de España. A unos más que otros, es cierto, ya que si en Castilla y el centro de la península, su influencia fue abundante, no ocurrió lo mismo en otras zonas como el norte del país. Pero aún así se pueden ver ejemplos de arquitectura herreriana en sitios como Galicia, donde se encuentra el Colegio de Escolapios de Monforte de Lemos, ubicado en la provincia de Lugo.
Allí auspició esta construcción el Cardenal Rodrigo de Castro, el cual tenía vínculos con Monforte y Galicia, pero también fue Arzobispo de Sevilla y Cardenal en Roma. Por lo que era un personaje que conocía a la perfección el arte de su tiempo y decidió promoverlo como generoso mecenas.
El caso es que promovió esta obra compuesta por una gran fachada herreriana que oculta dos patios con las dependencias del colegio y de vivienda de profesores y estudiantes. Y en el centro está la iglesia, una ubicación que también es así en el Escorial. Por cierto, el propio cardenal está enterrado en este templo, y sobre su tumba hay una fabulosa estatura ecuestre que hizo el genio del Manierismo Giambologna, autor del célebre Rapto de las Sabinas.
Sin duda arquitectónicamente uno de los elementos más destacados es la citada fachada, que se prolonga durante más de 100 metros y está realizada en granito, una dura piedra muy habitual en las construcciones gallegas. Se trata de una fachada que tiene todos los elementos de la arquitectura renacentista herreriana, ya que es al mismo tiempo monumental y un prodigio de armonía y equilibrio, sin caer en la pesadez ni la monotonía por sus dimensiones.
En el centro vemos la portada de la iglesia compuesta por elementos clásicos en forma de columnas y frontones. Mientras que en los dos laterales se prolonga dos cuerpos de tres plantas. Las dos primeras con vanos adintelados y separadas por una cornisa muy simple. Mientras que la planta alta tiene una galería de arcos de medio punto. Y a eso hay que sumarle la presencia de unos torreones que inmediatamente se pueden relacionar con las formas del Palacio de Monterrey en la ciudad de Salamanca, ciudad en la que se sabe que trabajaron los dos arquitectos que proyectaron el conjunto de Monforte.
Esos arquitectos fueron Andrés Ruiz y Juan de Tolosa, a los que se les encargó ni más ni menos que renovar la arquitectura religiosa gallega, y ciertamente con este edificio lo consiguieron.