Iglesia de Santa Clara de Bernardo Vittone
Este templo es una obra del arquitecto italiano Bernardo Vittone realizada hacia el año 1742 en la localidad de Brá, muy cerca de Turín, en la región italiana de Piamonte.
Bernardo Vittone (1702 -1770) es uno de los últimos grandes arquitectos italianos del Barroco y de alguna forma es la consecución de una tradición que proviene de Carlo Borromini, el gran germen de todo con obras como San Carlino o San Ivo, y Filippo Juvarra, cuya obra de La Superga fue motivo de inspiración para todos los arquitectos posteriores, como es el caso de Vittone o de Guarino Guarini, autor de la iglesia de San Lorenzo de Turín.
Pero después de mencionar todos esos antecedentes hay que ver la propia obra de Vittone que es el último giro al arte barroco más enrevesado, y no solo en esta obra suya sino en todas sus iglesias, entre las cuales la más famosa, junto a Santa Clara, es el Santuario de la Visitación de Valinotto.
El templo de Brá lo realizó para las monjas clarisas, donde precisamente profesaban dos hermanas del propio arquitecto.
Es una iglesia de planta central, donde toda la planta se basa en un círculo al que se le añaden unas capillas ovales. Cada una de estas capillas es de dos pisos y se abren por el centro, de manera que se integran por completo en el espacio principal que por lo tanto pasa a ser un juego de elipses.
No obstante hay una separación que se hace mediante gruesos pilares que sostienen el abovedamiento. Lo cual además genera un desarrollo en crecimiento vertical que se prolonga con pilastras y columnas que forman la estructura más potente. Eso también permite la abertura de vanos en forma de ventanas y óculos que bañan de luz todo el interior.
La verdad es que el aspecto bastante sencillo del exterior, se transforma en el interior en un derroche de ornamento, donde se comprueba que por aquellos años la arquitectura ya ha aprendido todo tipo de recursos efectistas, más propios de la pintura.
El objetivo Vittone es crear un sistema de bóvedas cubriendo el interior, pero con ellos pretende crear una especie de evocación de la Gloria Celestial a partir de las formas ornamentales, los colores claros y pasteles muy del gusto rococó, las pinturas y los óculos por los que entra la luz.
Desde luego estamos ante una de las obras que se cuenta entre las últimas grandes construcciones de la arquitectura barroca.