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Escultura griega

Publicado por A. Cerra
Apoxiomeno de Lisipo

Apoxiomeno de Lisipo

La escultura griega pasa por varias fases de evolución y estilos artísticos hasta crear una serie de modelos que han servido de referencia para la escultura, y en general el arte, de todos los siglos posteriores, llegando prácticamente estos referentes hasta la actualidad.

Las fases de esta evolución son:

– Escultura arcaica

– Clasicismo

– Helenismo

La escultura arcaica se desarrolla con anterioridad al siglo V antes de Cristo. Se trata de una escultura principalmente realizada en piedra caliza y en mármol. Las figuras generalmente son personajes individuales, tanto masculinos como femeninos, jóvenes en la plenitud de su desarrollo físico. Los hombres se conocen como Kuros y las mujeres como Koré.

Los hombres generalmente aparecen desnudos, en posición erguida y bastante hieráticos, mientras que las mujeres suelen ir ataviadas con túnica. Los kuros son un antecedente de lo que en periodos posteriores de la escultura griega serán la representación de atletas en posturas más animadas, mientras que las koré también son el antecedente para la representación de las diferentes diosas de la mitología griega.

En definitiva, tanto kuros como koré son los precedentes inmediatos para el mayor desarrollo escultórico que se da durante el Clasicismo. Un periodo que abarca gran parte del siglo V antes de Cristo, que dio grandes artistas que han pasado con letras mayúsculas a la Historia del Arte. Artistas de la talla de Mirón y su Discóbolo, Fidias y sus monumentales esculturas o Policleto con sus esculturas de atletas como el Doríforo o el Diadúmeno que crearon unos cánones de belleza vigentes durante siglos.

En todas estas obras y en otras como el Poseidón lanzando el tridente atribuida a un tal Calamis, se puede apreciar que el protagonista absoluto de la escultura es el hombre, en muchos casos atletas, basándose en deportistas reales de la época a los que se rendía verdadera pleitesía en su momento. Es decir, siempre se representan jóvenes, físicamente perfectos y bellos, lo que es una clara manifestación del culto a la belleza que existía en la Grecia Clásica. Y eso nos tenemos que hacer idea a través de las copias que han llegado hasta nuestros días, casi todas en mármol, pero que en origen se trataría de esculturas de bronce que no han resistido el paso del tiempo.

Poco a poco estas representaciones de personajes tienden a plasmar un mayor dinamismo y movimiento. Así, durante el siglo IV antes de Cristo surgen artistas de la talla de Lisipo o Praxíteles, quiénes con obras como el Apoxiomeno o el Hermes con Dionisos respectivamente, van variando los cánones de belleza y van anticipando las características del periodo helenístico.

Este periodo coincide con una época de crisis política griega, momento en el que fueron dominados por los macedonios, cuyo gobernante más célebre fue Alejandro Magno, quién de alguna forma hizo que desaparecieran algunas de las constantes de la cultura griega, al mismo tiempo que con sus conquistas por gran parte del mundo conocido, hizo que las ideas griegas y su arte se expandieran hasta territorios muy lejanos.

De este periodo hay dos esculturas que son emblemáticas del Helenismo. Una es el brutal y expresivo grupo de Laocoonte y sus hijos que narra un epidodio de la Iliada. Y otra es la espectacular Victoria de Samotracia que actualmente preside una de las grandes escalinatas del museo del Louvre en París.