Mujer en cuclillas de Rodin
Auguste Rodin es sin duda alguna uno de los más grandes escultores de todos los tiempos. Y como tal, aquí ya os hemos hablado de sus obras más insignes como puede ser su célebre El Pensador, sus impactantes Puertas del Infierno o algunas de sus obras más icónicas como El beso o La Catedral.
Su amplia producción se ha estudiado desde diversos puntos de vista, y siempre son unas esculturas que dan muchos datos sobre la época en que se realizaron y sobre la personalidad de su autor. Así que hoy con la excusa de este bronce de Mujer en cuclillas que se encuentra en el Museo Rodin de Paris, vamos a hablar un poco sobre el sexo en las esculturas de este gran artista.
Lo primero que hemos de decir que esta pose en cuclillas, aparentemente tan poco atractiva, no es algo que solo haya representado Rodin en la escultura. Ni mucho menos. Hay autores de todas las épocas que han representado figuras en actitud semejante. Desde Miguel Ángel hasta la actualidad con Jaume Plensa, pasando por grandes artistas de vanguardia como Matisse.
En realidad, Rodin representó en infinidad de ocasiones este tipo de posturas un tanto incómodas y muy arriesgadas si las valoramos desde una perspectiva técnica. Pero siempre era capaz de dotar a esas figuras, especialmente a las femeninas de una fuerte carga de sensibilidad.
No se conforma con representar desnudos anatómicamente perfectos, y siguiendo los cánones de belleza. Representa a mujeres con todo tipo de formas y edades, y lo hace saltándose cualquier tipo de tabú de la época. Por sus posturas, sus arrugas, sus cuerpos gordos o muy flacos, y por el detalle en sus órganos genitales. Rodin no se reprime en absoluto y representa el sexo femenino de forma muy explícita y reconocible, con una hendidura y vello púbico. Algo que por otra parte había sido representado de forma magistral en la pintura realista de Courbet El origen del mundo.
El caso es que Rodin realizó un primer molde de barro de esta Mujer en cuclillas para colocarlo en su Puertas del Infierno. Pero posteriormente se trabajaría este bronce, que tiene un subtítulo muy explicativo. También se conoce como La Lujuria.
Vemos una muchacha en una postura que es cerrada y abierta al mismo tiempo. Es una pose muy erótica, no un erotismo sensual como aparece en otras obras del autor, sino que es su vertiente más obscena. Una chica mostrando su vagina, quizás masturbándose o esperando a su pareja. En una actitud que se tildó en su momento de animal. Por cierto, la escultura obtuvo un éxito incontestable.