Introducción al Renacimiento
En la Italia del siglo XV, cuando en toda Europa está todavía en pleno apogeo el estilo gótico, los artistas, inspirándose en la Antigüedad clásica y tomando como referencia la figura humana, crearon un nuevo arte: el renacentista. Su primera fase, que tuvo como centro artístico fundamental la ciudad de Firenze (Florencia), suele ser llamada «Primer Renacimiento» o Quattrocento, palabra que se refiere no sólo a un periodo cronológico -el siglo XV-, sino al estilo desarrollado durante el mismo en Italia.
En este momento debemos tener en cuenta los siguientes condicionantes que contribuirán al desarrollo del nuevo estilo:
-Condicionantes socioeconómicos, una burguesía emprendedora, el librecambio y la competencia con Venecia.
-Condicionantes políticos, de una oligarquía aristocrática se pasa a una república emprendedora, burguesa y mercantil.
-Condicionantes culturales, la clase pudiente invierte en la cultura, aparecen mecenas como los Strozzi, Pitti y los Médici, además se inventa la imprenta que favorece la difusión de la cultura.
Concretamente en el ámbito artístico el Quattrocento supuso una renovación tanto en el campo de la arquitectura cuyo protagonista principal fue Brunelleschi, como en el de la escultura en la que destaca Donatello y en el de la pintura, con Botticelli y Masaccio como artistas más representativos.
Así en pintura se empezó a investigar la geometría de la perspectiva, la escultura empezó a preocuparse por la estructura de la anatomía humana y la arquitectura se empezó a interesar por la armonía que otorga al edificio la elección de unas dimensiones matemáticamente relacionadas.
En la segunda fase del Renacimiento italiano, conocida como Cinquecento, Roma releva a Florencia como capital del arte. El papado, investido de renovada autoridad, será el nuevo mecenas, y el arte, sin abandonar las raíces clásicas, queda inmerso en un contexto y una simbología plenamente católicos.
Leonardo, Miguel Ángel y Rafael representan la cima artística de este período, el cual constituye una segunda edad de oro más fugaz que la primera, en tanto que se puede dar por finalizada hacia el año 1527 (Il Sacco di Roma por los tercios españoles).
La pintura del Cinquecento en la que se sintetizan los grandes avances del período anterior, se caracteriza por la perfección formal; se pierde la apariencia plana como consecuencia de un análisis más profundo de luces y sombras, claroscuro, que da lugar a una mejor interpretación de las figuras en el ambiente que las rodea; por eso pierde fuerza la línea, el dibujo, en beneficio del color, y el que los contornos tengan la definición que tenían en el Quattrocento. Se tiende a la composición clara y sencilla-con frecuencia triangular- y a la eliminación de los pequeños detalles o elementos secundarios, los cuales quedan reducidos al mínimo.
Miguel Ángel sobrevivió más de cuarenta años a los otros dos grandes artistas del Cinquecento, Leonardo (+1519) y Rafael (+1520). Esto, unido a su fuerte personalidad que le llevó a destacar tanto en pintura y escultura como en arquitectura, explica que su obra sea representativa del más puro renacimiento, a la vez que superadora del mismo. En efecto, con Miguel Ángel entraran en crisis los valores renacentistas de equilibrio y armonía, serenidad y belleza, que se verán sustituidos por otros de carácter anticlásico, anunciadores de lo que será el Manierismo. Con Miguel Ángel se inicia, por tanto, la crisis del Renacimiento.