Mosaico de los músicos callejeros
La ciudad de Pompeya abandonada tras una erupción del Vesubio en el año 79 es quizás el yacimiento más completo de época romana, y desde luego el que mejor ha conservado como eran las pinturas en aquellos tiempos, con conjuntos pictóricos como el de la Villa de los Misterios, la Casa de la Venus de la Concha o la Casa de Lucrecio Fronto.
Sin embargo, las ruinas de Pompeya no solo nos han legado maravillosas pinturas, también allí han aparecido algunos mosaicos espectaculares. Y una buena muestra de ello es este Mosaico de los Músicos Callejeros, que fue desmontado de su emplazamiento original y por motivos de conservación se trasladó al Museo Nacional de Nápoles, donde se expone en la actualidad.
Este es uno de los mosaicos más antiguos de la población, ya que se data en el siglo I antes de Cristo. E incluso conocemos a su autor, un tal Dioskourides de Samos, ya que lo firmó en uno de los ángulos superiores de la pieza.
La escena nos muestra una calle en la que hay unos músicos tocando sus instrumentos y mendigando limosna. Son tres personajes. Uno de ellos toca los cymbalos, y otro un pandero, mientras que la única mujer del grupo toca el doble aulós. También se ve a la izquierda una figura más pequeña, tal vez un enano, que sería el único espectador que en ese momento tiene el grupo.
Se trataría de una imagen meramente decorativa, tal vez inspirada en alguna pintura más antigua. Y es que era muy habitual trasladar las pinturas al arte musivario con fines ornamentales, sobre todo si se trataba de temas profanos.
Estamos ante una gran obra, en la que destaca su enorme plasticidad propia de una ejecución ejemplar. Se aprecia incluso la luz de ese espacio abierto, ya que se descubren las sombras sobre la pared que hace de fondo. La luz entra por un lateral, y con ello se le da a todo volumen, con sombreados incluso en los pliegues de sus ropas.
Y a eso hay que sumarle el movimiento de la escena, que sobre todo se plasma en los brazos de los músicos, lo que nos da una idea de que este tipo de músicos iban por la calles tocando sus instrumentos y también bailando.
En definitiva, esta pieza junto con el mosaico de Alejandro encontrado en la Casa del Fauno, son los dos más antiguos hallados en Pompeya, y seguramente son los dos mejores de todo el conjunto.