Bodas de Aldobrandini
Seguramente la mejor colección de pinturas romanas apareció entre las ruinas de Pompeya con frescos tan magníficos como los que decoraban la Villa de los Misterios o la Casa de la Venus de la Concha. No obstante, hay que decir que también la propia Roma se han encontrado pinturas murales de altísimo nivel. Un ejemplo es este fresco llamado las Bodas de Aldobrandini.
Unas pinturas que están datadas entre finales del siglo I antes de Cristo y el I de Nuestra Era. Es decir, en la época del emperador Augusto. Los frescos se hallaron a comienzos del siglo XVII, en la colina del Esquilino, pero hoy están a resguardo en los Museos Vaticanos. Y en cuanto a su nombre, hay que decir que se debe a que originalmente pertenecieron al Cardenal Pietro Aldobrandini.
El fresco en sí, dadas sus dimensiones y su presentación casi como un díptico gracias a la división por columnas, quizás fue un friso ubicado en la parte alta de una pared.
En el centro vemos a dos mujeres. Una de ellas sería la novia ya que lleva el velo de boda. Está sentada en la cama y parece inquieta, quizás por la futura consumación del matrimonio. Y por eso parece animarla otra mujer semidesnuda, que según los investigadores puede ser Afrodita y según otros, una amiga de la novia.
Otra divinidad, también con el torso desnudo, quizás Peitho, vierte esencias y aceites en una concha apoyada en una columna. Unos productos para embellecer al novia. Y a la derecha está mirando tras el umbral de una columna el futuro esposo o quizás el dios Himeneo.
También se ven más a la derecha otras tres jóvenes que tocan la lira y hacen una ofrenda para bendecir el matrimonio. Mientras que en el otro extremo otras tres mujeres preparan el agua para el baño, siendo una de esas mujeres la propia diosa Hera, protectora del matrimonio, o quizás la madre de la novia.
Esas variaciones en la identificación de los personajes se debe a que según unos historiadores en la pintura de la Boda de Aldobrandini está representada o bien un matrimonio mitológico, como el de Tetis y Peleo, o el de Baco y Cora. Aunque también los hay que entienden que sería un escena de género, en la que se representan las costumbres del momento y quizás esté plasmada la propia boda de los dueños de aquella casa.
Por cierto, la pintura hoy está en un buen estado de conservación, en gran parte gracias a uno de los principales artistas del Neoclasicismo italiano: Antonio Canova. El cual además de realizar esculturas tan hermosas como Eros y Psique o Paulina Borghese, también llevó a cabo trabajos de restauración en obras antiguas.