Diana y Calisto de Dosso Dossi
El artista italiano Dosso Dossi (h. 1490 – 1542) fue un pintor natural de la ciudad de Ferrara, y que trabajó en la época del Renacimiento. Pero dentro de ese periodo artístico y sus diferentes corrientes, él optó por seguir el estilo más romanista del gran Rafael. Y un ejemplo de ello es este cuadro que realizó hacia el año 1528 y que hoy en día forma parte de la colección de la Galería Borghese en Roma.
Aquí nos plantea una escena de clara inspiración mitológica. El tema es el momento en el que la diosa de la caza, Diana, decide abandonar a su amante, la ninfa Calisto. Y el motivo es que acaba de descubrir que la ninfa está embarazada, y el padre no es otro que el todopoderoso Júpiter.
Es decir de lo que pretende hablarnos el autor es de una alegoría sobre la constancia en el amor, lo cual está ligado irremediablemente a la fidelidad.
Pero para ello usa una imagen que viene a ser una mezcolanza de distintos géneros. Por un lado, está clara la importancia de la temática mitológica tan habitual en las artes del Renacimiento, ya que nos trasladan a la Antigüedad de las culturas clásicas.
Pero además de eso el cuadro también lo podemos considerar un desnudo y desde luego también un paisaje. Es cierto que cobran más importancia las figuras que el paisaje, pero eso no impide que sea un elemento clave. Es un ambiente natural con aspecto de bosque y por donde transcurre el cauce del río. Y no hay que olvidar que las ninfas siempre se relacionaban con las aguas y con los bosques.
Pero para equilibrar la escena, que tiene un enorme peso con las figuras en un primer plano desde el centro a la derecha en la parte más baja de la tela, el artista ha sabido colocar al fondo, y en el cuarto superior izquierdo, las vistas de una ciudad. Una ciudad que dado su carácter impreciso no podemos reconocer, pero que pictóricamente sirve de contrapeso espacial y lumínico al cuadro.
Sin duda, todo el paisaje, tanto el urbano como el natural son estereotipos e idealización, algo absolutamente habitual entre los pintores renacentistas, desde el veneciano Giorgione con su carismática obra de La Tempestad, hasta Leonardo da Vinci, cuyos lienzos más famosos como son La Gioconda o la Virgen de las Rocas se ambientan en paisajes artificiales creados en la imaginación del artista para que ayude a la expresión de su obra. Algo a lo que también recurrió el pintor más admirado de Dosso Dossi, el propio Rafael Sanzio, que ideó paisajes artificiales para obras como El Parnaso.