Dos temas alegóricos de Botticelli
En el año 1873, de una forma casual se hallaron dos frescos en la villa de Pietro Lemmi en Chiaso Macerelli, a tan solo 3 kilómetros de Florencia. Esos dos frescos habían permanecido durante décadas bajo una capa de pintura. La calidad de aquellos frescos hizo que pronto se decidiera separar la pintura de su muro, algo que se hizo de una forma no demasiado delicada, por lo que ambas obras sufrieran daños destacables.
No obstante, para entonces solo se apreciaba que eran pinturas murales de calidad, pero se desconocía su autoría. El hecho es que el Museo del Louvre de París acabó comprando las pinturas. Ahí se estudiaron en profundidad y fue a partir de entonces cuando se le atribuyeron a la mano del genial Sandro Botticelli.
Desde ese momento se comenzó a especular sobre la historia de estas obras. Para empezar la villa Lemmi donde fue hallada, durante el Renacimiento estaba en un terreno propiedad de Cosme de Medicis. E incluso se piensa que pudo ser habitada por el matrimonio Tornabouni, importantes mecenas de la época como por ejemplo demuestra el célebre retrato de Giovanna Tornabouni que realizó Ghirlandaio.
Por todo eso se cree que los frescos de Botticelli fueron encargados para conmemorar el matrimonio de Lorenzo Tornabouni con Giovanna degli Albizzi, todo un acontecimiento social del momento que se festejó en Florencia con mucho oropel. A partir de ahí se han interpretado las escenas.
En una se trataría de representar como Giovanna es acogida por Venus, quien a su vez la conduce hacia la Tres Gracias o Virtudes. Mientras que el otro fresco sería Lorenzo es quien se ve acogido por Minerva para ser conducido a la asamblea de las Artes Liberales, las cuales están sentadas en un semicírculo al borde de un bosque y con la presencia destacada de la personificación de la Retórica.
Todo esto no dejan de ser especulaciones, sobre las que no hay un consenso absoluto. Pero que tendrían sentido en una momento histórico y cultural dominado por las ideas neoplatónicas. Sin embargo, también se ha observado que la supuesta representación de Giovanna no tiene demasiado parecido con otros retratos de ella, como el citado de Ghirlandaio u otro que el mismo autor le hizo para otra pintura que hoy se guarda en la iglesia florentina de Santa Maria Novella.