M. C. Escher
Maurits Cornelis Escher (1898 – 1972) es un caso extraordinariamente curioso dentro de la historia del arte del siglo XX. Para empezar porque este dibujante holandés ciertamente, nunca llegó a alcanzar, salvo en sus últimos años de vida, el status de artista. Y sin embargo, en la actualidad muchos de sus dibujos son enormemente conocidos. Pero no solo eso. Además ha tenido una enorme influencia en nuestra cultura popular.
Un ejemplo, las típicas escaleras imposibles, de la que aquí os mostramos un ejemplo. Unas imágenes que sido un motivo de inspiración recurrente para el cine o los videojuegos. O lo mismo se puede decir de sus paradójicas escenas que juegan con la idea de lo finito e infinito, de las cuales podemos ver múltiples herederas en artículos de consumo habitual, desde portadas de discos hasta vestuario en forma de corbatas o calcetines.
Y todo ello es fruto de un creador de una imaginación desbordante, con una capacidad de estudio muy profunda y una habilidad para el dibujo y también el grabado realmente extraordinaria. Además de ser un trabajador infatigable, incluso durante los años que tan apenas podía vivir de sus dibujos y grabados.
Los comienzos artísticos de Escher tienen lugar como estudiante de arquitectura. Carrera que abandonó pronto en favor de las Bellas Artes, pero que dejó una huella indeleble para la concepción espacial de sus obras. Al igual que de ahí le viene su atención a todos los detalles, por pequeño que sea, algo que desde luego estaba presente en toda la historia del arte flamenco, remontándose a las obras de Jan Van Eyck o Brueghel.
Pero en su obra se ven muchas otras influencias. Y curiosamente muy pocas del arte de vanguardia con el que convivió toda su vida. Por ejemplo, una de sus influencias más claras son los estudios matemáticos. En sus dibujos hay creaciones como las teselaciones que son fruto de cálculos matemáticos. A modo de curiosidad hay que decir que se han hallado más de un decena de teorías matemáticas que avanzó o inspiró este creador. El cual además tiene un algoritmo que lleva su nombre y hasta un asteroide se catalogó con el nombre de Escher.
Y curiosamente gran parte de esa pasión de aplicar las matemáticas a sus imágenes se originó durante una visita al Palacio de la Alhambra de Granada, donde quedó impactado por la perfección de la decoración islámica que repetía hasta el infinito sus formas y motivos.
Sin duda, M. C. Escher es un artista digno de conocerse y de disfrutar con esas imágenes imposibles que lo mismo ha admirado el movimiento hippie en su vertiente más psicodélica que son motivo de inspiración para la autora de Harry Potter, J. K. Rowling.