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Basílica de Santa María del Pilar

Publicado por Laura Prieto Fernández

Son muchas las veces en las que de una u otra forma ya hemos nombrado a la Basílica del Pilar de Zaragoza por ser el continente de grandes obras de arte como por ejemplo de los frescos realizados por Goya, no obstante el edificio barroco es también una joya arquitectónica digna de estudio por sí misma. Según la tradición cristiana la basílica es el primer templo dedicado a la Virgen María, fue ella misma quien en el año 40 se apareció al apóstol Santiago para entregarle el pilar de su primera iglesia aunque técnicamente se trata de una columna de jaspe y no un pilar de sección cuadrangular, de ahí precisamente la advocación del templo como Santa María del Pilar. Sin embargo, no hay documentos fehacientes al respecto y en este contexto la primera documentación que existe de la basílica o más bien de un templo dedicado a Santa María en ese mismo lugar, era una iglesia mozárabe del siglo IX.

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Sin embargo en el siglo XII cuando Zaragoza pasó a manos cristianas, el templo se encontraba en un estado lamentable por lo que el obispo Pedro de Librana decidió levanta en el mismo lugar una iglesia de estilo románico que no se concluiría hasta bien entrado el siglo XIII. Es precisamente parte de este primitivo templo románico la Capilla más antigua que se conserva en la actual basílica, conocida como la Capilla del Pilar y atribuida a Diego de Espés.

Con la llegada de la estética goticista el templo románico parecía pasado de moda y en él se llevaron a cabo obras de remodelación incluyendo el espléndido coro o el conocido retablo mayor labrado por Damián Forment.

Fue ya a finales del siglo XVI, concretamente en el año 1670 cuando Juan José de Austria promovió la construcción de un templo completamente nuevo, eliminando gran parte de la fábrica anterior. Las obras comenzaron en el año ochenta y uno a cargo de maestros arquitectos tan reseñables como Felipe Busiñac o Felipe Sánchez para ser después relevados por Francisco Herrera el Mozo. Posteriormente las obras fueron rematadas por Ventura Rodríguez.