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Una Olympia moderna de Cezanne

Publicado por A. Cerra

Una Olympia moderna de Cezanne

Se trata de un óleo pintado sobre lienzo entre los años 1872 y 1874 (los historiadores del arte no se ponen de acuerdo en cuanto a la fecha exacta de su realización). Lo que sí es cierto es que lo pintó Paul Cezanne y que en la actualidad se forma parte de la amplia colección de pintura impresionista y postimpresionista del museo de Orsay de París.

Es una obra muy curiosa y peculiar dentro de la amplia producción pictórica de Cezanne, ya que sus pinturas generalmente son de un tono bastante serio, y en cambio en ésta hay cierto aire humorístico, puesto que en cierto modo es una especie de parodia de la afamada obra de Manet titulada Olympia. Aunque para algunos críticos de arte no solo es una parodia del cuadro de Manet, sino que al mismo tiempo supone un homenaje.

El caso es que en la tela nos presenta un pintor que nos da la espalda, que tal vez sea una representación de sí mismo, al que se le aparece como en sueño la figura de Olympia desnuda y durmiendo, la cual es rápidamente tapada por su criada negra. Todo ello ambientado en un jardín abierto y florido, lo que también le confiere a la tela una atmósfera de fantasía sexual del autor. De hecho, en otras pinturas suyas precedentes de un periodo de juventud, es habitual que tengan un carácter erótico. Será precisamente por estos años cuando sus obras comienzan a abandonar ese tipo de contenidos y ambientaciones, lo que coincide con su contacto con los impresionistas.

Por esos años, entre el 1872 y 1874 es cuando Paul Cezanne mayor relación mantiene con el grupo de pintores impresionistas, ya que reside en Auvers, muy cerca de Pontoise adonde acude a pintar regularmente Camille Pissarro. Con éste y con Manet es con los que mayor contacto mantiene, si bien siempre fue una relación bastante ambigua y nunca excesivamente estrecha. Y una buena prueba es este cuadro, que como ya se ha dicho puede ser al mismo tiempo un homenaje y una parodia de uno de esos pintores.

De hecho, los objetivos de la pintura de Paul Cezanne son bien distintos de los que dictan las teorías de los artistas impresionistas. Incluso nos dejó expresado que pretendía hacer con la pintura y dijo que quería “hacer del Impresionismo algo sólido y durable como lo hicieron los viejos maestros”. Es decir, lo que es el Impresionismo era efímero, él lo quería convertir en algo más estable.

Por ejemplo, también dijo que deseaba hacer una síntesis entre la disciplina renacentista y la verdad impresionista para de ese modo rehacer al pintor francés Nicolas Poussin a partir de la naturaleza. O sea, no criticaba el reciente arte impresionista, lo consideraba un gran avance en la historia del arte, pero no creía que fuera la meta, sino un paso más en la evolución pictórica, y él de alguna forma quería que la pintura fuera más real que lo que promulgaban artistas como Monet o Renoir, para lo cual le va a dar una mayor importancia a las formas, a formas rotundas, que en sus obras posteriores poco a poco cada vez son más geométricas, algo que influirá notablemente en las primeras vanguardias del siglo XX, y más concretamente en los artistas cubistas.