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Catedral de Nápoles

Publicado por Laura Prieto Fernández

La catedral de Nápoles es una de las edificaciones de estilo gótico más destacadas de la ciudad; se trata de un edificio levantado entre 1299 y 1314 que se consagró bajo la advocación de la Asunción de Santa María y San Jenaro y que en la actualidad congrega a una gran multitud de fieles para asistir, al menos tres veces al año, al milagro de la licuefacción realizado por el santo patrono de la catedral. San Jenaro era obispo de Benevento y murió martirizado durante las persecuciones de Maximiliano. En la catedral de Nápoles se expone tres veces al año una pequeña urna que alberga la sangre del santo y que supuestamente ante los rezos de los fieles se licúa adquiriendo un color carmesí.

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Parece ser que la actual iglesia se levantó sobre los restos de un templo de origen romano dedicado a Apolo, de hecho ésta no sería la primera catedral con la que contaba la ciudad sino que el emperador Constantino en el siglo IV ya mandó levantar un gran templo catedralicio en la ciudad napolitana del que tan sólo se conserva el baptisterio, hoy adosado a la actual catedral y conocido con el sobrenombre de San Giovanni in Fonte. Se trata de la construcción destinada al bautismo más antigua de todo Occidente y en él se incorporan las formas orientales junto con la típica planta octogonal destinada a este tipo de edificios.

Según las fuentes documentales en torno a 1285 el monarca de la Casa de Anjou Carlos I ya tenía claras intenciones de levantar un nuevo templo catedralicio en Nápoles, no obstante la muerte sobrevino al monarca y el proyecto fue heredado por su hijo Carlos II quien encomendó las obras del edificio a maestros franceses quienes supieron unificar la tradición de la arquitectura italiana con las nuevas formas estilísticas del gótico. En proyecto inicial se planteaba la construcción de un gran templo con planta de cruz latina y transepto marcado en planta, con la nave principal más ancha y alta que las laterales.

A lo largo del siglo XIV la ciudad sufrió numerosas vicisitudes, hubo dos grandes epidemias de peste negra y numerosos terremotos que destrozaron parte de la, por entonces, ya casi acabada fachada principal y una de las torres laterales; ambas partes se reconstruyeron de nuevo a principios del siglo XV pero a mediados de siglo, en la década de los cuarenta, un nuevo terremoto asoló la ciudad y derrumbó parte del cuerpo de naves.

Durante el periodo barroco el arquitecto Lucca Giordano realizó importantes intervenciones en el templo que dotaron a la catedral de un ornato barroco. Precisamente en estilo barroco se levantó una de las partes más destacadas del templo, la conocida como Capilla del Tesoro. Se trata de una pequeña capilla de planta centralizada que fue decorada con exquisitos mármoles y pinturas al fresco, en ella se conservan los restos del San Jenaro, tanto las pequeñas botellas que contienen su sangre como una escultura realizada en plata del santo y que en realidad es el relicario de su cráneo.