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Esculturas de San Pedro de Moissac (II)

Publicado por Chus

timpano-moissac.jpgMoissac posee además una de las portadas más espectaculares del románico, construida hacia el año 1125. En el tímpano se representa uno de los temas preferidos del estilo, la visión del Apocalipsis, tal y como la tuvo San Juan Evangelista, descrita en la Biblia en el “Apocalipsis”, el último de sus libros: “Y vi un trono colocado en medio del cielo y, sobre él, uno sentado. El que estaba sentado parecía semejante a la piedra de jaspe y a la sardónica; y el arco iris que rodeaba el trono parecía semejante a una esmeralda. Alrededor del trono vi otros veinticuatro tronos y sobre los tronos estaban sentados veinticuatro ancianos vestidos de vestiduras blancas y con coronas de oro sobre sus cabezas…y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al hielo y, en medio del trono y en redor de él cuatro vivientes llenos de ojos por delante y por detrás. El Primer viviente era semejante a un león, el segundo semejante a un toro, el tercero tenía semblante como de hombre y, el cuarto era semejante a un águila voladora…”.

Los escultores que realizaron el tímpano muestran la terrible figura de Cristo coronado sentado en un trono, llevando en su mano izquierda un libro (la palabra de Dios) y bendiciendo con la derecha. La expresión de su rostro está concebida para causar temor en el corazón de quienes se hallan en presencia del Dios en Majestad, del Pantocrátor. Alrededor del trono se representan los veinticuatro ancianos descritos en el texto, cada uno llevando un instrumento musical. La intención de los escultores era representarlos formando un círculo, pero los convencionalismos del estilo románico no permitían realizar una simulación convincente de profundidad, haciendo algunas figuras más pequeñas o trasladándolas y así los ancianos están colocados simplemente en registros que ofrecen a la composición un aspecto bidimensional. Los movimientos angulares de brazos, piernas y cuellos de los ancianos sugieren la intensidad espiritual que debe acompañar a la visión de la majestad eterna aparecida entre ellos.

Las cuatro bestias descritas en el texto de San Juan se consideraban como los símbolos de los cuatro Evangelistas, el Tetramorfos. La representación del ángel de San Mateo y del buey de San Lucas no están mal conseguidas, ya que hombres y bueyes eran modelos que podían observarse fácilmente, pero el águila de San Juan está cubierta de escamas y más bien parece ser una especie de armadillo y, el león que representa a San Marcos, poco tiene que ver con la representación creíble del gran felino, por lo que resulta evidente que el escultor nunca había visto ni a un águila ni a un león, por lo que tuvo que imaginárselos. Este tipo de invenciones son muy típicas del románico.

El tímpano es tan grande (5,68 metros) que un dintel de una piedra única era insuficiente para sostenerlo, de modo que se colocó una jamba central, un parteluz, en medio de la abertura de la puerta, a cuyo lado derecho se levanta una figura sorprendentemente bella de un profeta de largos cabellos, descalzo, llevando en las manos un rollo de escritura, identificado con Jeremías. El parteluz presenta una mordedura o festón al igual que las jambas que hay a cada lado de la puerta, y la figura del profeta cobija su cabeza con su barba y bigote ondulados y exuberantes bajo una de las mordeduras. Su cadera se apoya en la inferior, sus rodillas cruzadas en otra y sus pies en la inferior, o sea que su cuerpo alargado parece aprisionado por la forma arquitectónica. Este descuido de las proporciones físicas normales y la acentuación de los rasgos espirituales son características del estilo.