Lienzos de Judith y Laura, Giorgione
A lo largo del siglo XV, la plástica renacentista había logrado, como no, uno de los avances más importantes en el mundo de la pintura, la captación de la perspectiva representando la tercera dimensión. No obstante durante el Cincuento o siglo XVI, aún quedaban grandes retos pictóricos que los pintores trataban de alcanzar, entre los que debemos destacar la inserción de la figura dentro de un marco paisajístico de la manera más realista posible y la captación de la personalidad de los retratados.
Ambas aportaciones se hacen patentes en las obras de uno de los artistas más destacados y a la vez misteriosos del renacimiento italiano, Giorgione, además los lienzos de Laura y Judith nos hablan de la capacidad artística del joven Giorgione para representar la belleza en la figura femenina. Giorgio Barbarelli da Castelfranco, más conocido sencillamente como Giorgione (1477 – 1510), es una de las figuras más controvertidas de la historia del arte, no son muchos los datos que conocemos de manera fehaciente sobre la vida del artista a lo que debemos sumar el hecho de que la mayoría de los historiadores del arte no se pongan de acuerdo acerca de la autoría de muchas de sus obras.
En el retrato de Laura o Retrato de una joven esposa, cuyo nombre se ha supuesto debido al ramillete de hojas de laurel que aparece detrás de la joven, el de Castelfranco estudia la psicología de la joven retratada a la vez que otorga al lienzo de un marco idealista que nos remite a la corriente neoplatónica. Dispuesta de tres cuartos la joven ha sido representada de perfil con la mirada fuera del campo de visión del espectador y ataviada con una hermosa capa rojiza con el cuello y los puños ribeteados en piel donde el artista se ha deleitado representando las calidades táctiles de las telas recreadas. La ampulosa capa deja sin embargo, un amplísimo escote por el que se asoma uno de los pechos de la joven aludiendo a su futura condición de madre.
Además, es importante destacar que Giorgione logra captar la delicadeza y la elegancia de la figura femenina a través de su pincelada suave y detallada. La expresión de Laura es serena y contemplativa, lo que refuerza la idea de que Giorgione estaba interesado en captar la personalidad y el carácter de sus modelos. Este interés por la psicología del retratado es una de las características que distinguen a Giorgione de otros artistas de su tiempo.
Por su parte el lienzo de Judith representa una joven heroína, Giorgione recrea a una joven sensual que situada en primer plano pisa fuertemente la cabeza de su enemigo, el general asirio Holofernes. Ella es el centro de la composición, sin embargo una serie de elementos transportan al espectador hacia el fondo recreando una perspectiva muy realista. La joven aparece representada de pie, mostrándonos la pierna izquierda a través de una amplia raja de su vestido y bajo su pie la cabeza del general; su brazo izquierdo reposa sobre un pequeño muro que la separa del paisaje que aparece en el fondo. Un paisaje donde se hacen patentes los ecos e influencias de la pintura paisajista de Leonardo da Vinci con el uso del sfumato en las montañas del fondo.
En este lienzo, Giorgione también demuestra su habilidad para combinar elementos de la realidad con elementos de la mitología y la historia. La figura de Judith es a la vez una mujer real y una heroína bíblica, y Giorgione logra fusionar estos dos aspectos de manera magistral. Además, la representación del paisaje en el fondo del cuadro muestra la influencia de Leonardo da Vinci y su interés por la representación detallada de la naturaleza.
En la actualidad ambos lienzos, tanto el de Judith como el Retrato de Laura se conservan en el Museo Hermitage y son una de las piezas claves para entender la pintura de este artista. La influencia de Giorgione en la pintura renacentista italiana es innegable, y sus obras siguen siendo objeto de estudio y admiración por su belleza y su innovación técnica y estilística.
